En días como hoy me encantaría tener la inspiración y el poder de transmitir con las palabras que teneis muchos de vosotros. Aunque ni mucho menos quisiera que os sintieseis como me estoy sintiendo yo al escribir esto y durante los últimos sesenta minutos de lo que llevo de día.
No sé si alguna vez habeis perdido a alguien muy especial. No me refiero a la muerte, porque eso, desgraciadamente lo hemos sufrido todos. Me refiero a un amigo. O a un amor de esos que creíais que traspasaba fronteras y que sería capaz de vencer al tiempo y a la distancia. Alguien que se haya ido a miles de kilómetros de vosotros y hayais sentido que el mundo se paraba con su ausencia.
Yo todavía no lo he perdido. Me quedan seis meses, como sabreis si leisteis entradas anteriores. Pero tantas veces que he tenido dudas de si ibamos a seguir hablando, y los momentos en que he tenido la certeza de que esto no se acaba con su marcha, e incluso he barajado la posibilidad de irme con él. Bueno, pues hoy no sé que pienso. Hoy me ha dado entender de que pase lo que pase en estos seis meses nuestra relación estará durante un periodo de tiempo bastante amplio rozando la inexistencia.
Y a mi no me quedan ganas de luchar. Total, ¿para qué? si vamos a perder el contacto.
Sabeis, me voy a dedicar simplemente a en estos meses decirle todo lo que pienso y siento, que al menos no se vaya indiferente, que sepa la verdad. Es lo mínimo que se merece él, y que merezco yo.