Sintonizar.. ¿Qué querrá decir? La sintonía es algo que tiene que ver con la música. O peor aún, con los circuitos. El amor, en cambio, es cuando no respiras, cuando es absurdo, cuando echas de menos, cuando es bonito aunque esté desafinado, cuando es locura.. Cuando sólo de pensar en verle con otra cruzarías a nado el océano.

14.7.10

Aun recuerdo los días sin hablarnos.
Estudiarme tu facebook buscando alguna seña que me dijese que estabas bien. Tus palabras ya no eran para mí.
Recuerdo el 21 de mayo. Cada vez que enciendo mi ordenador. Tú, en mi fondo de pantalla me lo recuerdas. Tus ojos, tu sonrisa. Tan guapo con tu traje. Y yo a tu lado. Sin saber qué vendría mañana. Esa noche. Fiesta. Intentando bailar contigo sin parecer lo más ridículo del local. Algún que otro "no te vayas". Y si lo hacías, perseguirte con la mirada. No tenía ningún derecho. Pero la sensación de arreglar las cosas destrozaba mis doscientos argumentos una vez más. Menudo sentimiento imposible de superar.
Miro aún más atrás. Una convivencia. LA convivencia. Una Hora Santa. Nos dijimos tanto con sólo cogernos de la mano. Minutos, horas, qué se yo. Esa noche no entendía de tiempo. Teníamos al más grande con nosotros. Le contemplábamos. Le admirábamos. Y lo hacíamos juntos. Más tarde, un beso en la frente. De esos que se dan cuando quieres a alguien. Cuando le quieres de verdad. Aunque no con el amor de ahora. Pero con amor.
Recuerdo clases de francés. Hace dos años. Contarnos todo, pero en secreto, Sara estaba escuchando.
El verano pasado. Noche sin dormir. Ver amanecer. Uno de los días más especiales que he vivido. Nuestro "caracola" y el jamón serrano que pocos comen. Hablar de todo. De tanto.
Francia. Tarjeta de saldo. Mensajes de texto. Llamadas. Apoyo. Echarte de menos. Aeropuerto. Aun recuerdo el mensaje que te mandé al despedirnos ese día: increíble, de los pies a la cabeza. Y de verdad, no sabes cuanto.
Años atrás. Tercero. Mi padre. Un mensaje: ÁNIMO, el martes te llamo. Y llamaste. Y más apoyo, y más amistad. Creciendo poco a poco. Como amigos, como personas. A la vez.
Tus 18. 5 de enero. Todos allí. Recordándote que seremos impasibles al tiempo y la distancia.
7 de enero. Cuanto menos peculiar. Ai! Si no te fueras.
Y pum. Estoy otra vez en 22 de mayo. Cenando un montón del Plaza. Guille. Esquemas? Nada. Todos rotos. Te tengo enfrente. Otra vez. De nuevo. Con otro aire. Con ganas de estar bien. Sin que me hagas repetir nada, porque me tiemblan las rodillas. Recoger a Gonzalo. La diligencia. Un chupito tomado a modo de té. Mareos. Calor. Aunque no por el chupito. Noche. Noche cerrada. Esperando a que Gonzalo se duerma. Lloro. Me abrazas. Línea de soldados. Inquebrantable. Seguro?. Un beso. Y dudas. Y miedos. Y un sentimiento que supera ambas cosas. Dolor de estómago. A dormir. Por la mañana. Comienzo de algo grande.
Tardes en la pradera. Biblioteca. Sí sí, yo estudio. Estudio hacerte feliz. Estudio mil formas de robarte besos. Selectividad. Acabamos. Jueves. Noche. Fiesta. Hablando de madrugada en la calle Génova. Alguna que otra lágrima.
Y otra vez atrás. Barcelona. Pelotita antiestrés. Sexto. Un curso sentados juntos. El inicio de todo. De 6 años.
El viernes. Mamá, cojo el bus de las 22.30. Corriendo. Llego justo a tiempo. Dios me quiere. Y tú. No dejas tiempo de respuesta. Me cuelgas. Y lloro. Porque es real. Porque no vivo soñando, pero sí un sueño. Y me pregunto el por qué. Me pregunto el por qué ahora y por qué tú. Te vas. Pero no es un final. Las lineas de nuestra historia siguen escribiéndose. Como los meses sin hablarnos. Los días de reproches. De malos modos. Se escribe. Mejor, peor. Más deprisa, más despacio. Pero se escribe. Desde el 22 de abril de 2003.
Y estoy convencida de que tú eres el motivo de estar aquí. De ser quien soy. Tú.
Te quiero. En la distancia. En el tiempo. A través de los años. Te quiero con tus defectos. Con tus virtudes. Con mis miedos. Sin que me entiendas. Cuando me tiras un balón de rugby a la cabeza. Y te ries. Cuando me quieres llevar al cine. Cuando andas a toda velocidad. Cuando quieres irte a las 6.30 pero coges el bus a las 8. Cuando me pides un Café Latte y no me gusta. Cuando me llamas liberal. Cuando me atacas y no me dejas defenderme. Te quiero cada segundo de mi vida. Y te espero. Esta semana y los próximos años.
Gracias. Por la vida.

3 comentarios:

Dame una sonrisa y no te olvidaré.