A veces me gustaría tener un cartelito a mano, de esos con luces de neón, de todos los colores, que pusiese "es el momento!" y que se encendiese solo en las ocasiones adecuadas, pero no lo tengo, y me toca arriesgar.
Y ya se sabe que quien arriesga puede perder, pero quien no arriesga, no gana. Y debería saberlo yo la que más, pues es uno de los consejos que más intento que los que me rodean apliquen.
No sé si ayer dí el paso correcto. Si me tiré de cabeza a una piscina vacía o he hecho lo que debía.
En cualquier caso, sé que no se acaba el mundo. Y me siento bien, pues nunca había ignorado el fatalismo que suele acompañarme después de hacer algo como lo de ayer.
No sé. Puede que las cosas sigan igual, puede que todo cambie, a mejor, a peor, qué se yo.
Realmente me da igual, si no es él, será otro el que amanezca a mi lado algún día, tan solo es cuestión de tiempo.
qué valiente! en esta vida hay que arriesgar, tienes razón!
ResponderEliminarque lindo post, mucha actitud de seguir con las cosas de frente, me gusto, un abrazo y cuidate muchisimo
ResponderEliminarwow!! :) pues ya podría yo aplicarme el cuento :D jeje te tomaré como un ejemplo a seguir :) un beso!!
ResponderEliminarque sea quien tú quieras, o a quien tú quieras!
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